martes, 7 de abril de 2009

Tepoztlán, un lugar místico para el alma

Tepoztlán, denominado "Pueblo Mágico", es un pequeño lugar ubicado al norte del estado de Morelos, y cuyo significado es "en compañía de Tepoztécatl" o también se refieren a él como "Lugar donde abunda el cobre".


No está muy lejos del DF, así que por eso Jörg y yo decidimos visitarlo un domingo, y por ende posponer nuestra visita al tianguis de la Lagunilla ubicado en la calle de Comonfort en la ciudad de México.


Por la mañana, desayunamos un licuado para aguantar el trayecto de una hora en automóvil. Después de haber empacado las cámaras fotográficas, nos subimos al coche e iniciamos nuestro recorrido, teniendo como primera parada una caseta, donde pagamos $80 pesos.


Disfrutar del paisaje y escuchar música mientras se viaja es una de las cosas más chidas. Uno va pensando en mil y un cosas o de plano preferimos quedarnos en blanco, gozando de ese pequeño momento de paz que tanto trabajo cuesta obtener cuando vivimos en una ciudad tan ajetreada como el Distrito Federal, donde vivimos 8 millones 720 mil personas.




El clima estuvo perfecto, bueno... para quien goza del calor como nosotros. La segunda parada obligada fue de nueva cuenta en una caseta (¡ah, cómo abundan los cobros en las carreteras!) en donde desembolsamos 23 pesos. Lo bueno es que nos encontrábamos a escasos minutos de llegar a "Tepoz".


Lo primero fue encontrar un estacionamiento, lo cual resultó fácil. Al bajar del auto nos dirigimos inmediatamente al famoso "tianguis", donde nos percatamos que había muchas personas que entraban y salían de la iglesia pues celebraban el "Domingo de Ramos".


Tras caminar un rato, el estómago nos pidió alimento, así que nos dimos a la ardua pero encantadora tarea de seleccionar un puestecito para almorzar unas quesadillas e itacates (uno de los platillos tradicionales del lugar, y que es una gordita hecha de maíz a la que se le da forma triangular, se fríe y se le pone queso, crema y algún guisado como: tinga, papas con rajas, picadillo, etc)...tan sólo de acordarme me dan ganas de lanzarme para allá y desayunar.


Lo mejor de ese puestecito, donde nos atendieron muy amablemente, fue la variedad de salsas que tenían preparadas y listas para ser saboreadas: de piña, chile de árbol, guajillo, verde y de cacahuate, resultando la ganadora por unanimidad la de cacahuate. El desayuno fue rico y barato, por dos personas 80 pesos.


Ya con la "barriga llena y el corazón contento" comenzamos a tomar fotos y a caminar por los alrededores de la iglesia, donde domingo a domingo se venden máscaras y utencilios de madera, velas aromáticas, pulseras, collares, ropa teñida al más puro estilo "hippie", jarrones y macetas, morralitos, etc.



Minutos más tarde continuamos nuestro andar por la avenida principal que lleva directamente a los pies del cerro del Tepozteco (Hijo del viento) donde se encuentra un pirámide en la cima, y que tras una subida, que resulta ruda para los que no acostumbramos a hacer ejercicio tan seguido, se obtiene como recompensa una hermosa panorámica que anima a la pupila a perderse en la vastedad del universo.

Jörg y yo ya habíamos subido el cerro cada uno por separado hace ya algún tiempo, por eso en esta ocasión al llegar al inicio del camino de escaleras nos miramos y dijimos: ¡Mmmmmm No, otro día con más calmita! Mejor vamos por unas cervezas para apaciguar el calor.

Llegamos así a "Mixtli. La Luna", una vieja casa acondicionada como restaurante que cuenta con variedad en platillos y bebidas que pueden disfrutarse mientras se platica muy agusto y el sol poco a poco disminuye su intensidad. Ahí la "chela" costó 30 pesitos.

Los minutos pasaron muy rápido, pero prometimos regresar para disfrutar de un fin de semana de relajación, con algún tipo de masaje o temazcal, servicios que abundan en la localidad y que van desde los 50 pesos por un masaje de 15 minutos hasta los 500 o 600 pesos un paquete "limpia vibras, acomoda chakras y con lectura del aura incluida".

Nuestro tiempo de partir era casi inminente, pero no sin antes pasar por una tradicional "Tepoz Nieve", altamente recomendable al paladar. Ahí, me sentí como niña en juguetería, había tanto de donde escoger...al final pedí Arrullo de Luna ¡Qué bonito nombre y yo que soy fan de la luna!  Ese era el sabor perfecto para probar! Jörg pidió también su "Tepoznieve". Ya con el vasito en mano (que venden desde 10 pesos), nos sentamos en una banquita para así finalizar deliciosamente nuestra mini aventura.

1 comentario:

  1. No conozco Tepoztlán tendre que ir a verlo. Suena bonito! y barato dos personas 80 pesos!

    Te esperamos en Buen tono 23

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