jueves, 28 de junio de 2012

La Azteca: churros, chocolate y tradición


Todos los días, la churrería La Azteca recibe a comensales que transitan por la calle de Tamaulipas, a un costado de la librería "Rosario Castellanos", en la colonia Condesa de la Ciudad de México.

En esta churrería, una de las más antiguas de la zona, se ofrecen churros tradicionales así como bebidas calientes y frías para saciar el antojo.


"Como que el clima está para un chocolate con churro", pensé. Así que caminé del trabajo hacia La Azteca, pues ya había escuchado que este era uno de los mejores establecimientos para comer churros.


Al llegar, tomé una de las mesas que está sobre la acera y me dispuse a leer la carta que el mesero había dejado sigilosamente. Ya sabía a lo que iba: "Una orden de churros y un chocolate de la casa, por favor".



Cuando el mesero regresó con la orden, vi cuatro pequeños churros en el plato. Probé el primero y no me asombró. Fue entonces que vertí un poco de cajeta sobre ellos, le di un mordisco pero el sabor no varió por mucho, estaban fríos y poco crujientes.

Minutos después llegó el "chocolatito" caliente pero en una taza un poco maltratada y sucia por fuera. La bebida resultó deliciosa: espesa y espumosa, con un toque casero. Sin embargo, creo que ante todo, un local -sin importar sea caro o barato- debe ser limpio y cuidar la presentación de sus platillos, porque de la vista nace el amor, y éste se prolonga cuando el sabor o sazón de los alimentos preparados supera las expectativas.


Con 46años de antigüedad, La Azteca no me sorprendió. Considero que hasta el momento prefiero los churros El Moro. Creo que un buen churro requiere la dosis perfecta de ingredientes, que aunque pocos (harina, agua, leche, sal, azúcar, aceite y vainilla) deben ser exactos al momento de ser mezclados y posteriormente cocinados para cautivar.


Dirección:
Tamaulipas 216 col. Condesa.
México, D.F.

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