El trayecto comenzó un viernes por la madrugada para evitarnos el tedioso tráfico. Revisamos de nueva cuenta nuestras mochilas, hicimos unos emparedados para desayunar, nos subimos al auto, pusimos música y arrancamos los motores.
El recorrido fue tranquilo y pesado en algunos tramos, pues del D.F. hasta San Agustinillo (Oaxaca) hicimos 11 horas y eso que tan solo hicimos las paradas debidas para pagar las casetas y en la gasolinería para que no nos quedáramos a mitad del camino.
Ya por la tardecita, y luego de pasar por Puerto Escondido, llegamos a Mazunte y en casi un abrir y cerrar de ojos vimos un pintoresco letrero-mapa de ubicación que decía: Bienvenidos a San Agustinillo.